Por fin, la biografía del ciclista más grande todos los tiempos en castellano. ‘MERCKX. Mitad hombre, mitad máquina’ ya a la venta
No es la primera biografía que se publica de él, ni mucho menos, pero la verdad es que nos sorprendía llamativamente la falta de bibliografía moderna en castellano sobre el mejor ciclista de todos los tiempos, Eddy Merckx. Desde sus años gloriosos a finales de los 60 y la década de los 70, el ciclista belga ha hecho correr ríos de tinta en periódicos, revistas, libros y publicaciones de todo tipo. Es el equivalente en el ciclismo a lo que supuso y todavía significa un nombre como Muhammad Ali en el boxeo o Pelé en el fútbol. Unánimemente considerados los más grandes, y respetados como tal. También en castellano se ha escrito mucho de Eddy Merckx y de sus batallas. En España se ha escrito, sobre todo, de los enfrentamientos que tuvo con el Tarangu en el Giro o con Ocaña en el Tour de Francia, pero hace años que no había ninguna completa biografía de Eddy Merckx disponible en librerías.
Por eso, teníamos claro que íbamos a publicar una biografía del Caníbal. Y hemos optado por traducir una detallada biografía que escribió al autor británico William Fotheringham hace unos pocos años, en base a numerosas entrevistas que ha tenido con el protagonista y con otros ciclistas de su época, además de con otras personas que tuvieron o tienen contacto directo con él. Además de repasar sus principales victorias al detalle, se centra en aquellos días que se convirtieron en los principales hitos de su exitosa carrera.
Además, intenta averiguar el porqué o las razones de su actitud en carrera; tan irracional, tan implacable, tan letal. ¿De dónde surge esa hambre de victoria? Para ello, realiza a lo largo del libro un análisis muy completo de su personalidad y rasgos psicológicos, que nos muestran al hombre apuesto, sensible y sorprendentemente ansioso que se escondía detrás del deportista.
El libro saldrá a la venta el próximo 29 de noviembre, pero hemos abierto ya la PREVENTA. Como oferta de lanzamiento, todos los pedidos que recibamos antes de esa fecha saldrán sin gastos de envío.
Y para abriros el apetito, a continuación os ofrecemos un extracto del libro en exclusiva. En el mismo se relata como se fraguó el fichaje de Merckx por el FAEMA para ser ya líder único de ese equipo. A partir de entonces, sería el líder indiscutible de todos los equipos por los que pasó:
«Lo más importante que le sucedió a Merckx a lo largo de toda esa primavera, en términos del futuro a largo plazo, no fue ninguna carrera. Fue una reunión en la estación invernal de Cervinia entre el belga y una pequeña delegación de italianos entre los que estaban Enrico Giacotto, quien durante un corto espacio de tiempo había sido el director de Coppi en el Carpano y ahora era el director del Faema, y el fallecido Nino Defilippis, un exciclista de cierta calidad que había corrido para Giacotto. Defilippis recuerda en sus memorias que «quería mi opinión. La idea era traer a Merckx a un equipo italiano. Por entonces, todo el mundo lo consideraba un nuevo Van Looy, un gran campeón para las clásicas, pero de valía incierta en las carreras por etapas. Giacotto quería verlo escalar, fijarse bien en él, ver de qué estaba hecho».
«Era sorprendente: la fuerza que emanaba, cómo tomaba las curvas, cómo pedaleaba. La subida a Cervinia no es nada sencilla, pero recuerdo que cuando se bajó de la bicicleta me miró y me preguntó qué posición tenía esta ascensión entre las grandes ascensiones alpinas. Fue su forma de demostrarnos lo fresco que había terminado. Llevé a Giacotto a un lado y le pregunté si tenía un bolígrafo y un trozo de papel, por pequeño que fuera, para lograr que ese muchacho firmara de por vida, sin hablar de cifras, darle un cheque en blanco. Era un prodigio. Y como se vio después Giacotto no lo dejó escapar». Giacotto no era el único director deseoso de conseguir los servicios de Merckx: Geminiani y el Bic volvían a estar al acecho. Como recuerda Geminiani, en la Milán-San Remo se dio cuenta de que Merckx no estaba contento en el Peugeot, y sabía que Bic buscaba un reemplazo para Anquetil. La compañía de bolígrafos no consideraba que Merckx valiera los 25 000 francos franceses que pedía y prefirió contratar al holandés Jan Janssen, que por entonces era un talento mucho más consagrado. Geminiani pudo dirigir por fin a Merckx al final de su carrera, pero cuarenta y cinco años después seguía furioso porque se le hubiera escapado en sus años de formación.
Faema no era un equipo normal y corriente. Tenía tanta historia como el que más, dado que fue creado a comienzos de la década de los cincuenta, cuando el hombre que dirigía la compañía de cafeteras Faema, Carlo Valente, comenzó a invertir en los deportes. Lo hizo primero en el boxeo, y después única y exclusivamente en el ciclismo, contando con el antiguo campionissimo Learco Guerra como director deportivo. Cuando de Defilippis y Giacotto fijaron la vista en Merckx, las distintas escuadras de Faema habían contado con grandes ciclistas: Federico Martín Bahamontes, Charly Gaul -quien vestiría el distintivo maillot con el logo de diamante del descendiente del Faema EMI- Hugo Koblet y, sobre todo, Van Looy, el antiguo jefe de Merckx en el Solo. Giacotto también era una leyenda: su forma de trabajar no daba importancia a las tácticas, sino que les preguntaba a sus ciclistas su opinión y les daba la libertad de hacer lo que quisieran. «Era un adelantado a su tiempo, un director que creía en el valor de hablar a sus ciclistas como se habla a un profesional, mientras que en el pasado los trataban como a brutos», me contó un periodista de la época. Buscaba los mejores hoteles en los que alojar a su equipo, aunque bajo una condición: era un reconocido fumador empedernido y en ocasiones se iba a la cama con un cigarrillo en los labios, se quedaba dormido y la ceniza del cigarrillo prendía fuego a las sábanas, por lo que únicamente buscaba hoteles que tuvieran un seguro contra tales eventualidades. El cáncer de pulmón pondría un final prematuro a su vida.
Valente era un hombre de grandes ambiciones, uno de los primeros en fabricar a gran escala las cafeteras espresso que se pueden encontrar por todos lados en los bares italianos, para después expandirse a electrodomésticos de todo tipo: frigoríficos, heladeras, ventiladores, tostadores, exprimidores… El presupuesto anual de Faema para publicidad era de unos cincuenta millones de liras, de los cuales dos tercios se dedicaban a los anuncios tradicionales, mientras que dieciséis millones recaían en el equipo ciclista. Como explicaba Paolo, el hijo de Valente, no usaban a Merckx y compañía para que vendieran sus cafeteras, sino que eran relaciones públicas en el sentido más puro. «El ciclismo es un deporte muy cercano a la gente, cercano a nuestro público, y siempre queremos hacerlos sentir bien. Los ciclistas del Faema cimentan el prestigio de nuestra compañía gracias a sus éxitos en la carretera. Dan imagen, crean una ola de afecto por el nombre de Faema a lo largo y ancho de toda Italia y el extranjero. Merckx no es un anuncio andante de sandwicheras. Encarna unos valores».»