Samuel Sánchez visto por Josu Garai

1. ¿Cómo definiría en una frase al ciclista asturiano?

– Es sinónimo de eficiencia. Porque Samuel podría ser el ejemplo, o al menos uno de ellos, de la eficiencia sobre la bicicleta, ya que combina perfectamente las piernas y la mente. Samuel no tiene el mejor motor del pelotón, pero sí una cabeza privilegiada que le permite estar con los mejores en momentos puntuales de la temporada. Los ciclistas, ya se sabe, y sobre todo en el ciclismo moderno, no sólo son piernas. Son piernas y cabeza.

2. ¿Qué momento del ovetense le ha hecho disfrutar más?

– Lo fácil sería hablar de su oro olímpico en Pekín o de cualquiera de sus otras victorias, además de la Montaña del Tour o los podios en la Vuelta, pero yo me quedo con su actuación en el Campeonato del Mundo de Salzburgo 2006, donde regaló el tercer puesto a Valverde. «Esta medalla de bronce se la debo a Samuel”, dijo el murciano con razón aquel día. “No me arrepiento de nada”, contestó el asturiano, que fue cuarto por ayudar a su jefe de filas cuando perfectamente podía haber luchado por el oro. Ese día, Samuel había avisado a Alejandro: “No esprintes con el 11, porque llevas un plato de 54 dientes y te puedes quedar atrancado”. Valverde no le hizo caso y se tuvo que conformar con el bronce después de un sensacional trabajo del asturiano.

3. Cuente alguna anécdota, historia o gesto que recuerde con especial cariño de Samu.

– Si en algo hay coincidencia en el pelotón, es en que Samu es uno de los mejores bajadores del mundo. Gracias a la habilidad que posee, ha conseguido algunas victorias importantes. Esa cualidad no sólo es fruto de la casualidad y los genes. Cándido, su padre, que fue quien le metió el gusanillo del deporte en el cuerpo desde muy niño, le enseñó a montar en moto muy pronto, de ahí su pericia en los descensos. «Desde muy pequeño fui a las carreras de motos con mi padre», que era mecánico y titular de un concesionario de BMW. «Con tres años ya sabía andar en moto. Guardaba el equilibrio, aunque me caía de vez en cuando. Para preparar la temporada, cuando era niño, me pasaba todo el invierno con la moto en el circuito de motocross. Siempre he tenido bici de cross y solía saltar y hacer caballitos. Rompí varias. Tengo habilidad con la bici y de ahí debe venir lo de las bajadas”, explica sin rodeos cuando se le pregunta al respecto.

“Bajo muy bien, sobre todo en carreteras estrechas en las que se puede coger velocidad en el paso de curva. Sin embargo, temo los puertos anchos en los que entras muy rápido y no tienes tiempo de rectificar. Ahí no tiene nada que ver la habilidad. Pero si me pones un puerto en el que haya que arriesgar, que sea de habilidad, de ir por la cuneta y de cambiar los pesos de la bicicleta, soy casi invencible», dice. Lo ha demostrado en repetidas ocasiones.

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